NEARSHORING Y RESHORING: ¿UNA OPORTUNIDAD PARA LATINOAMERICA?

América Latina tiene una gran oportunidad de impulsar su desarrollo mediante el comercio internacional y la clave para el éxito es mejorar sus cadenas de valor para lograr un crecimiento sostenido

Autor: Daniel Alberto Perez

Estamos en un punto en donde todo está pasando tan rápido, y ver el panorama con claridad es todo un desafío; los sucesos del año 2022 como la guerra de Ucrania, escasez de productos clave para la producción mundial provocadas por las sanciones a Rusia, cuellos de botella en la cadena de suministro, una histórica inflación mundial, aumento de las tasas de interés por parte de la FED estadounidense, picos altos en los precios de combustibles y rumores de hambrunas en algunas partes del mundo,  todo ello generará un impacto no deseado en la región Latinoamericana; como baja productividad, inflación, cierre de mercados, alta deuda y hasta escasez de alimentos, en una región exportadora de alimentos por excelencia; tanto así que muchas organizaciones, países, incluso empresas aun no salen de su estado absorto. En general no se ven planes claros para superar estos problemas en países como Chile, Argentina o Brasil.  La década de los 20 de este siglo no serán “los felices años 20” como fueron en el anterior siglo, o tal vez comenzamos de manera contraria y aún hay esperanza.

La pandemia del COVID 19, considerado el detonante de todos los males, ha configurado al mundo con nuevas reglas de juego en el comercio mundial, esta corrección ha generado alzas de fletes de transporte, cuellos de botella en puertos clave, especialmente en puertos chinos; retrasos en todas, sí, en todas las rutas marítimas, problemas que aún están sucediendo hasta mediados de junio del 2022. La congestión portuaria ha generado una pérdida importante en la capacidad del transporte marítimo, el principal medio de transporte del mundo para el movimiento de mercancías. De acuerdo con datos de Statista, el 11% de la capacidad de transporte marítimo mundial se perdió por la congestión en 2021, mientras que en 2022 esta pérdida sigue aumentando, causando una reducción del 12,7% de la capacidad global en promedio en enero. Ante este panorama, la preocupación de los empresarios por el crecimiento exponencial de las tarifas de los fletes marítimos ha generado cambios en la demanda y en la oferta para el servicio de transporte marítimo. Estos atascos, retrasos y sobrecostos están provocando la escasez de productos en varias partes del mundo, dando lugar a cortes de producción en países de origen por escasez de materias primas para productos manufacturados; un ejemplo claro es UNILEVER, según la agencia Reuters en abril de este año el CEO Alan Jope informó que están modificando sus recetas debido a que el aceite de girasol está escaseando producto de la guerra de Ucrania, país productor de esta importante mercancía y generador de la mitad de las exportaciones mundiales de Girasol.

Todos estos acontecimientos están obligando a aumentar la resiliencia en las cadenas de suministro, incorporando nuevas tendencias en éstas, una de ellas es el cambio del “Just in Time” a la gestión de inventario “Just in Case”

Daniel Perez

Todos estos acontecimientos están obligando a aumentar la resiliencia en las cadenas de suministro, incorporando nuevas tendencias en éstas, una de ellas es el cambio del “Just in Time” a la gestión de inventario “Just in Case”, aumentando la capacidad de almacenaje de mercancías “clave” para la producción o consumo, evitando futuros quiebres de stock; también podemos mencionar el Nearshoring y Reshoring tendencias que dan cercanía entre la fabricación y entrega del producto final a los minoristas; otra tendencia importante es el monitoreo y manejo de datos para generar una flexibilidad y mayor eficiencia en el movimiento de mercancías, lo que genera una trazabilidad eficaz y toma decisiones inmediatas;  Como último punto es la directriz China + 1, desligarse parcialmente de la dependencia de China generando nuevos centros de producción fuera de ella, evitando quiebres de stock de diversas mercancías como sucedió el 2021, países como Vietnam o Polonia son claros candidatos para la diversificación de centros de producción y distribución, algo que ya se encuentra en marcha y empresas como Apple ya tienen centros de producción fuera de China,  pero manteniendo centros productivos que no desatiendan al devorador de mercancías que por excelencia es China.

En este artículo nos dedicaremos a dos puntos clave para el futuro de América Latina, Nearshoring y reshoring.

El Nearshoring es la estrategia de externalización por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, están localizados en destinos cercanos y con una zona horaria semejante; Reshoring se basa en retornar al país de origen los procesos productivos subcontratados en otros lugares del mundo (deslocalizados).

A inicios de junio de 2022 el BID informó que el Nearshoring en el corto y mediano plazo podrían representar cerca de 78.000 millones USD en exportaciones de bienes y servicios, especialmente en los sectores de la industria automotriz, farmacéutica, energías renovables, como también minería, entre otras.

México y Brasil serían los mayores beneficiados, pero según las proyecciones del BID todos los países en mayor o menor medida serán beneficiados. Para América Latina es una oportunidad clave en la atracción de inversión extranjera, pero las buenas noticias para esta región no paran, el Reshoaring también generará ganancias para estos países.

El 26 de junio del 2022 el G7 liderado por Estados Unidos anunciaron un programa de inversiones de 600.000 millones de dólares para países en desarrollo, una respuesta contra el proyecto denominado “La nueva ruta de la Seda” que lidera China en todas partes del mundo.

Daniel Perez

Es importante resaltar además, que las empresas de Estados Unidos que decidan relocalizarse en su propio país o fuera de Estados Unidos tendrán incentivos económicos, gracias a las ventajas que ofrece el TLC y a la cercanía geográfica, lo que generaría no sólo un crecimiento económico para Estados Unidos y la región, sino además la generación de empleo y la recuperación económica, al reubicar en las Américas entre US$30.000 y US$50.000 millones de inversiones que se han ido a Asia, según explicó Mauricio Claver-Carone, director de asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU. quien manifestó además que todo esto hace parte de la iniciativa ‘América Crece’. Desde el 2020 las inversiones realizadas en México y América Central y poco a poco en el Cono Sur, generarán bastantes oportunidades.

El 26 de junio del 2022 el G7 liderado por Estados Unidos anunciaron un programa de inversiones de 600.000 millones de dólares para países en desarrollo, una respuesta contra el proyecto denominado “La nueva ruta de la Seda” que lidera China en todas partes del mundo.

De esta cantidad, 200.000 millones de dólares serán movilizados por Estados Unidos, a través de fondos públicos y privados, el programa de inversiones denominado Partnership for Global Infrastructure (Asociación mundial para las infraestructuras), tiene como objetivo suministrar infraestructuras de calidad sustentables, y tiene sus blancos en el África subsahariana, América latina, el sudeste asiático y Asia central.

Es evidente que en estos momentos América Latina está en pleno proceso de recuperación y existen problemas de diferentes tipos en sus cadenas de valor, no podemos negar la crisis política que pululan en varias partes de la región, revueltas sociales que provocan bloqueos en las vías de acceso o paros nacionales, lo que entorpecen la libre transitabilidad y seguridad; una tremenda corrupción en sus instituciones públicas y altas tasas  criminalidad son puntos críticos que se deben resolver en el corto y mediano plazo para lograr captar la mayor cantidad de inversión, la cual logrará dar vitalidad sólo naciones preparadas.

El BID dio pautas para que las naciones de América Latina se preparen para esta ola de inversiones que en poco tiempo llegarán:

  • Mejora en el ambiente de negocios, como instituciones de atracción de inversiones, promoción e incentivo para la exportación. Las estimaciones del BID indican que US$1 invertido en promoción de inversiones genera hasta US$41,7 de inversión extranjera directa adicional.
  • Infraestructura para apertura de comercio, tales como carreteras seguras, puertos de mayor capacidad, aduanas eficientes, conectividad, transporte digitalizado, una logística integrada en la región, esto irá incentivando a las empresas extranjeras para la inversión, ya que tendrán un ambiente que reducirá sus costos y tiempo.
  • La región debe profundizar y modernizar su integración regional, para ofrecer un mercado ampliado sin fricciones y más competitivo. Esto incluye redoblar esfuerzos para avanzar en la agenda pendiente de convergencia de más de 33 acuerdos comerciales preferenciales. Esta convergencia y armonización resultaría en un incremento anual del comercio intrarregional cercano al 12 por ciento.

América Latina tiene una gran oportunidad de impulsar su desarrollo mediante el comercio internacional y la clave para el éxito es mejorar sus cadenas de valor para lograr un crecimiento sostenido y mayor integración a los mercados internacionales.

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